lunes, 10 de mayo de 2010

CARTA DE UN DIABÉTICO PARA…

Hola, mi nombre es lo de menos, lo que importa es que sepas que soy un…diabético. Sí, soy de los que a pesar de las advertencias que me hicieron quienes me conocen y aprecian no hice caso. Siempre les contesté lo mismo: “Cuando me toque cuidarme porque no me quede de otra, lo haré” y ¿qué creen?... ya me tocó.

Sin embargo, no me deprimí y menos me puse frenético de alegría porque lo supe, lo tomé como la cosa más natural del mundo porque ¿saben? Yo hice todo lo posible porque sucediera: mi vida era sedentaria al 100%, salía de mi trabajo (Ah, por cierto, soy profesor) y se acababa para mí la poca actividad física que realizaba, pues de aquí, a comer, luego ver la tele, una siestecita, salir a dar la vuelta (en carro, claro) a ver a los “loquitos” que hacían ejercicio tanto en el óvalo del CBTiS 127 como por el periférico y a los ciclistas, ¡Ah! Y a Toño Jiménez, el maestro del Colegio, a quien siempre veía corriendo por la carretera a Torreón mientras que yo, cómodamente sentado en mi carro, comentaba que le iba a dar un soponcio por correr a esas horas del día.

Por otra parte, ¡Qué sabrosa la comida que me prepara mi esposa! Y por si fuera poco, acompañada de su respectivo refresco de cola, porque eso sí, no la perdonaba; y no era un platillo, no, y con mayor razón si era día especial. Esto, irremediablemente me llevó a 121 cm de... ¿cintura?, haciendo caso omiso de las advertencias (otra vez) de mi padre, de mi esposa, de mis hermanos -uno de ellos dedicado a la Terapia Física y otra, doctora- , de mis amigos y hasta de mi Profesor Luis García que me dijo: “Armando Nicolás, te encuentro muy gordo, cuídate, haz más ejercicio, come saludable”, a lo que contesté con un amable “Gracias Profe”, pero nada más, no cambié mis hábitos y costumbres.

Tampoco escuché a todos aquellos que me decían (incluyendo mis adolescentes alumnos): “Ya no haga corajes, le va a dar azúcar”.

De que tuve consejos, los tuve. De que no hice caso a ellos, así fue. La obesidad me causó problemas de columna. Dolores muy fuertes en el área lumbar, quienes han sufrido lumbalgia comprenderán de la intensidad de dolor del que estoy hablando y aún así… ¿Qué creen?... Pues sí, tampoco hice caso, no cambié, seguí en mi comodidad, ignorando todas y cada una de esas pruebas, todos y cada uno de los señalamientos que se me hicieron.

Traté de llevar dietas para adelgazar pero nada más traté. Esta simple palabra me causaba enojo, me daba ira ver un platillo con verduras: “Ni que fuera burro”-decía- mi esposa se esmeraba por que yo comiera saludablemente y era correspondida con frases de molestia, por eso les aconsejo que si han de hacer dieta, la hagan convencidos y además teniendo el apoyo de quienes te rodean, porque si no , irremediablemente fracasarán en su intento.

Así pues, era inevitable que sucediera, tenía que pagar factura y estoy pagándola puntualmente. Tengo 54 años y hubo quien me dijo: “Lo bueno es que ya viviste”, me dio risa y le contesté: “N’hombre, apenas voy a empezar a disfrutar mi vida, apenas voy a empezar a vivir”. Y sí, lo estoy haciendo, ahora estoy cambiando de hábitos, camino, hago ejercicio, como de manera saludable, estoy bajando de peso y de los 105 kg que tenía deseo llegar a los 80, ¿Cuándo? No lo se, pero estoy en eso. Algunos dirán: “Ya para qué” y les contesto: “Para vivir bien el resto de mi vida”, para disfrutarla. Porque le tengo miedo a la Diabetes tengo que cuidarme, porque aún no me quiero morir, porque quiero disfrutar a mi esposa unos años más, a mis nietos, sobrinos, a mi papá, mis hermanos, los poquísimos amigos que tengo, porque quiero vivir más mundiales y olimpiadas, porque deseo ser parte de la reversión del calentamiento global para dejarles a mis descendientes un mundo mejor, porque quiero ver a San Pedro crecer, desarrollarse y ser rico, que mis paisanos vuelvan a su tierra y tengan una vivienda y un trabajo dignos, porque tengo ilusiones todavía.

Me gané esta enfermedad y lo mejor es aprender a vivir con ella pues me va a acompañar fielmente hasta que sea el momento de partir de esta vida terrena. Es el premio a la comodidad, al desgano, a la apatía.

Por eso, ahora que me decidí a vivir mejor… ¡Lo estoy disfrutando!

Fíjense, saboreo más cada momento , la vida se ve diferente, se valora lo que se tiene y se realizan las cosas que se tienen pendientes desde hace tiempo, como decían los chavos de hace pocos años: “Es otro rollo”, pero ¿Para qué esperar a que te suceda lo que a mí?, que te “caiga el veinte” ahora, sé que nadie experimenta en cabeza ajena, sin embargo, creo que es obligación mía como profesor decírtelo, tú sabrás qué hacer con tu vida de la misma forma en que yo no supe qué hacer con la mía (porque nadie experimenta en cabeza ajena, je, je).

Bueno, creo que llegó el momento de despedirme, solo espero que tu vida tenga los ingredientes necesarios para pasarla feliz. Te lo deseo de todo corazón.

San Pedro de las Colonias, Coah., a 8 de mayo de 2010.

A T E N T A M E N T E:

Profr. Armando Nicolás Moreno Herrera

P. D. Por cierto, hoy se celebra un aniversario más del natalicio de Don Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor (1753-1811), apodado “El Zorro” por su gran inteligencia y nacido en la Hacienda de Corralejo, de Pénjamo, Guanajuato.

¡Viva el Bicentenario de nuestra Independencia!

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