EL MAESTRO Y LA SOCIEDAD, UN BINOMIO EN MOVIMIENTO
La educación en nuestros días demanda una mayor capacitación en el magisterio pues se ha modificado la vida en sociedad de tal forma que ya no es posible hacer de nuestros alumnos unas máquinas a las que se les introducían conocimientos cual computadoras de la actualidad, por el contrario, se busca lograr en él un desarrollo de habilidades y valores que le permitan, en su futuro, llevar una vida feliz y exitosa.
El desarrollo tecnológico se ha convertido en un “enemigo” natural de la educación actual, pues provoca una falta de atención hacia el proceso educativo y, si a eso le aunamos también la falta de atención de los padres hacia sus hijos por los motivos que sea, nos encontramos en una encrucijada que solamente puede salvarse si cambiamos, si entendemos la situación y nos ubicamos en esta realidad. Paradójicamente, ese desarrollo tecnológico puede –y debe- convertirse en nuestro mejor aliado, pero, al mismo tiempo, debemos valorar nuestra actuación como profesores, pues la sociedad así lo exige, la nueva actitud magisterial deberá ser un poco “de padres”, pero no de esos padres consecuentadores y facilitadores en exceso, sino de aquellos que saben la importancia que se tiene como guías y facilitadores responsables.
Por estos motivos se hace necesario capacitarnos continuamente, buscar nuevas estrategias para enseñar a nuestros alumnos, comunicarnos entre nosotros para “pasarnos” nuevas formas o mejorar las antiguas.
El maestro actual debe ser cambiante, debe tener la capacidad de acoplarse al movimiento continuo de lo que nos rodea, es quien puede lograr en el muchacho una mayor conciencia de cualquier tipo: social, ecológica, personal, etc., buscando el fin último de lograr forjar al hombre y la mujer ideales, capaces de ser dignos de confianza, de mostrar una lealtad a toda prueba hacia su prójimo y hacia su Patria, de ser útiles, amables y corteses, cuidadosos del bien propio y ajeno, que proteja la naturaleza y ayude a mejorar lo que sus antecesores y contemporáneos hemos destruido, obedientes responsablemente, analíticos y activos respecto a su problemática individual y con mentalidad triunfadora y de respeto hacia sí mismo y para con los demás.
No olvidemos que nuestro papel principal en la educación básica es EDUCAR, sin dejar de lado la instrucción ya que esto llevará a nuestros niños y jóvenes a triunfar en la vida, a ser exitosos, pero, lo más importante: A SER FELICES.
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